Seguridad Vial: “El conductor argentino cree que nada le va a pasar y no percibe el riesgo”

Se sabe que Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito. Es así que 20 personas mueren por día; hay 7.274 víctimas fatales por año (cifras de 2018) y unos 120 mil heridos de distinto grado y miles de discapacitados.Las pérdidas económicas del tránsito caótico y accidentes de tránsito superan los U$S 10.000 millones anuales.

Los accidentes de tránsito en el territorio nacional, son la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los argentinos.

En base a estos preocupantes números, la psicóloga en Seguridad Vial y magister en Tráfico, Movilidad y Seguridad Vial, Araceli González, visitó la redacción de Primera Líneapara referirse a este flagelo, analizando aspectos como ser: la conducción negligente de los argentinos; la forma en que se instrumentan los controles de tránsito y la entrega de registros de conducir, entre otros puntos.

“El conductor argentino comparte las mismas características de los conductores de otros países de Latinoamérica: la responsabilidad siempre es del otro y nunca es de uno. El latinoamericano promedio cree que es el único que tiene la razón en todo”, expresó González.

En este sentido, sostuvo que la manera en que un argentino actúa al volante, está dirigida por un “sentimiento de omnipotencia de que ‘a mí no me a pasar’, de alguna manera se niega el peligro y la percepción de riesgo no está”, señaló y agregó: “Ese tipo de personas tiene una licencia de conducir cuando no debería tenerla”.

Para la profesional, esta descripción obedece a una “rebeldía a lo social”, en la cual prima la siguiente lógica: “Si todos infringen las normas y nadie sanciona ¿Por qué yo las debo respetar?. “Se trata de una característica psicológica de no respetar los límites, donde no se respeta la vida del otro y no lo veo como alguien igual, que tiene los mismos derechos que yo”, describió.

Múltiples causas

En esta misma línea, González remarcó que la conducción irresponsable se consolida cuando los controles de tránsito no se llevan adelante de manera adecuada. “Cuando no hay un control o el control no se hace como debería hacerse, el ciudadano tenderá a infringir las normativas”, aseveró.

No obstante, aclaró que no es el único aspecto sobre el cual trabajar, señalando que la mejora del tránsito requiere también el diseño de proyectos a largo plazo; la formación y capacitación del personal a cargo de efectuar los controles de tránsito y rever la calidad del servicio de transporte público de pasajeros.

Motociclistas que conducen como peatones

“El aumento del número de motociclistas es el gran problema de Resistencia, si no mejorás el transporte público, es imposible reducir la cantidad de rodados circulando porque la gente seguirá optando por ese medio de movilidad”, sostuvo.

“No hay programas para enseñar a conducir motos. El vendedor indica a los compradores como manejarlas, pero ellas salen conduciendo una moto pensando como peatones”, graficó.

Inteligencia emocional

Para Araceli González, la coyuntura económica, política y social de un país influye en las emociones de la población y, en consecuencia, influye en la manera de conducir. “Si una persona no tiene la posibilidad de manejar sus emociones de forma adecuada, las potenciará al manejar”, indicó.

Explicó que la inteligencia emocional es la capacidad que tiene una persona de reconocer sus emociones, la cual permite evitar una situación de crisis, mirar al otro y saber cómo siente y cómo reaccionará ante ciertas situaciones. “Si un conductor no tiene eso, no podrá tener una conducción sana”, afirmó.

En cuanto a este aspecto, dijo que es pertinente el diseño y ejecución de talleres de reentrenamiento conductual y emocional para trabajar con los conductores, sobre todo con los infractores, pero también con el personal abocado al control de tránsito, tanto del Municipio como de la Policía del Chaco y con las personas que fueron víctimas o testigos de accidentes de tránsito. “Las situaciones de violencia se produce en ambos lados”, argumentó.

Educar y reeducar

Araceli González contó que en España se realizó un arduo trabajo para formar en seguridad vial a policías y docentes, a fin de que puedan educar a los niños en esta área. “Fue un trabajo continuo que se desarrolló durante todo el año, que incluye muchas actividades al aire libre donde los niños son usuarios activos en la vía pública. De esta manera, en 15 o 20 años generás un cambio”.

Por otra parte, también se refirió a la reeducación de los adultos. “Con los adultos que ya tienen sus mañas, debe trabajarse mediante controles y sanciones. El funcionario público debe tomar conciencia que es ejemplo, no puedo llegar a un control sin casco. No puede poner una sanción si todos lo ven infringiendo las normas”, apuntó.

“Es un trabajo muy grande que hay que hacer de puertas para adentro, primero con la gente que realiza los controles y luego hay que ir sobre la población. Estamos en pañales hay mucho por hacer. Debe trabajarse el respeto hacia el otro y tomar conciencia de que todos somos usuarios y responsables: conductores, personal de control de tránsito y peatones son igual de responsables”.

Sobre Araceli González

La psicóloga en Seguridad Vial y magister en Tráfico, Movilidad y Seguridad Vial, Araceli González, hasta el 2016 trabajó con la Policía del Chaco en diversas capacitaciones a nivel interno, participando además en talleres para inspectores de tránsito en distintos puntos de la provincia, como también en establecimientos de distintos niveles y modalidades.

Fue docente de la UTN en la Tecnicatura de Seguridad Vial. Colaboró con la Subsecretaría de Seguridad Vial de la Provincia. Actualmente es miembro del Comité Europeo de Psicológos de Tránsito y lleva adelante trabajos de asesoría, formando parte de la ejecución de múltiples programas y proyectos en varios países de Latinoamérica y Europa

25.08.2019
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