AUMENTÓ EL NÚMERO DE JÓVENES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN

El Chaco es donde el problema es mayor

(06/11/2015 - diarionorte)

Un estudio privado basado en datos oficiales indica que más de 900 mil jóvenes no estudian, no trabajan ni buscan empleo, una franja que los medios bautizaron como “jóvenes ni ni”. Su participación representaba en 2014 el 17,7% del total de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad.

Esta participación, no sólo resulta significativa, sino que además es más de 4 puntos porcentuales superior a la de 2003, cuando esta problemática alcanzaba al 13,1% de los jóvenes de dicho rango etario. En el caso del Chaco, el panorama sí es preocupante, porque la provincia encabeza el listado de distritos con mayor cantidad de jóvenes “ni ni”, ya que aquí casi el 40% del sector califica de ese modo.
Problemática delicada
Sobre un total de 5,1 millones de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad, más de 2,6 millones (53%) enfrenta al menos un inconveniente de inserción social, sea por la vía educativa (abandono escolar) como por no dar con un empleo productivo y formal que le permita comenzar a desarrollarse en forma óptima.
Por su parte, la situación de los jóvenes en Argentina se agrava en la comparación “regional” al observar el desempeño de países vecinos y del resto del mundo en cuanto a la incidencia de jóvenes que no estudian ni trabajan, dice el análisis efectuado por la Fundación Mediterránea.
Los datos disponibles confirman que esta problemática es una realidad global, aunque tiene causas, alcances e implicaciones distintas en cada país. Argentina posee niveles significativamente más altos de jóvenes que no estudian ni trabajan (en esta comparación, un 19,2% de los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad se encuentran en tal situación en Argentina), una incidencia que además de encontrarse muy alejada de países desarrollados es incluso superior a la de países vecinos como Chile (13,3%) y Brasil (15,2%) y a la de otros latinoamericanos que en el pasado se encontraban en una posición relegada respecto a la Argentina, como México (15,5%) y Colombia (18,5%).
En el Chaco
La problemática “regional” tiene también su arista en la comparación hacia el interior del territorio nacional, en donde provincias como Chaco presentan un 39,8% de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad que no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo (“Ni Ni”), mientras que jurisdicciones como CABA, Córdoba y Santa Cruz exhiben un panorama más auspicioso respecto a la problemática.
A su vez, los deficientes resultados en materia de inserción social y laboral de los jóvenes parecen no sólo depender de una cuestión coyuntural (un contexto económico que no brinda suficientes oportunidades a los jóvenes), sino más bien por la presencia de múltiples deficiencias en la trayectoria formativa de los jóvenes, desde su niñez y a lo largo de toda su adolescencia.
A partir de un seguimiento de un niño que ingresa al nivel inicial a los 5 años de edad es posible analizar cómo ocurre la transición educativa típica en Argentina, encontrando que la mayor parte de los estudiantes alcanzan con éxito a finalizar la educación primaria “al día”.
No obstante, en los años del ciclo orientado (4º, 5º y 6º de la secundaria) los problemas educativos se agravan significativamente y con mayor fuerza entre las escuelas públicas, a tal punto que sólo 4 de cada 10 niños inscriptos inicialmente en establecimientos públicos estarían en condiciones de culminar su educación obligatoria, un guarismo que entre las escuelas privadas (incluido el fenómeno de traspaso observado hacia ésta) resulta del 71%.
Escasos cambios
Finalmente, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de Indec permite analizar la evolución socio-económica de un mismo individuo a lo largo de un año. De esta manera, es posible detectar y analizar las transiciones interanuales en materia ocupacional que experimentaron, en este caso, los jóvenes a lo largo de un año.
En este caso, el análisis se concentra en el periodo 2013 y 2014 (segundo semestre de cada año) y en la observación de las transiciones en el estado ocupacional de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad, distinguiendo entre: ocupado, desocupado, inactivo que estudia exclusivamente e inactivo que no estudia (jóvenes “Ni Ni”). Analizar qué tipo de transiciones se observaron en el periodo considerado daría una idea de la probabilidad de traspaso o transición que enfrentan, en promedio, los jóvenes situados inicialmente en determinada condición ocupacional.
Así, puede encontrarse que entre aquellos jóvenes que durante el segundo semestre de 2013 se encontraban como “Ni Ni”, el 75% de éstos en el año 2014 fueron encontrados en idéntica condición de exclusión, mientras que un 14% comenzaron a buscar empleo (por lo que acabaron siendo caracterizados como desocupados).
Tan sólo un 5,8% lograron dar efectivamente con un empleo y un 5,1% lograron reinsertarse en entornos educativos. Este resultado expone una muy baja oportunidad (o probabilidad) de movilidad de este segmento, cuestión que da cuenta de la importante dificultad que enfrentan estos jóvenes para salir de tal situación.
Desempleo duro
Respecto de los jóvenes que durante 2013 se encontraban desocupados, la probabilidad de persistencia de tal condición resulta en un 79,2% (basada en la frecuencia de casos observados), mientras que tan sólo en un 11% de los casos podrían conseguir un empleo y en casi un 15% son jóvenes que desistirían de su búsqueda laboral y, en el mejor de los casos, se dedicarían de lleno al estudio. Este último escenario es consistente con la definición del llamado “desempleo oculto”.
Por último, en el caso de los jóvenes que inicialmente se encontraban ocupados en 2013, tan sólo el 43,8% logró sostener su empleo durante un año, mientras que el 28,5% transitaron hacia el desempleo y un 20,5% pasó directamente al segmento de jóvenes “Ni Ni”. Sólo el 7,1% dejaron su empleo para dedicarse en exclusiva al estudio.
Este último resultado, en contraste de los anteriores, demuestra que el mercado laboral presenta importantes restricciones para la obtención de un empleo, expuestas en las dificultades que enfrentan los jóvenes desocupados o “Ni Ni” en acceder al mismo, pero también altas tasas de expulsión e inconvenientes para el sostenimiento del empleo juvenil. El hecho de que 6 de cada 10 jóvenes pierdan su empleo a lo largo de un año, siendo tan dificultoso que puedan recuperarlo, es un hecho que debe ocupar la agenda de políticas públicas en este sentido.



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