Alcohol y conducción, una combinación fatal

Las estadísticas de siniestros viales indican que la persona que conduce un vehículo bajo los efectos del alcohol tiene diez veces más posibilidades de sufrir un siniestro con graves consecuencias que el conductor que maneja sin haber consumido bebidas alcohólicas. 


Una serie de estudios realizados por la Organización Panamericana de la Salud confirma que hay una relación directa entre la concentración de esta sustancia en la sangre, la ocurrencia de siniestros viales y la gravedad de las lesiones resultantes. Según los investigadores del organismo regional, el hecho de que el consumo de alcohol figure entre las principales causas de accidentes de tránsito graves se debe a los importantes cambios fisiológicos que las bebidas de este tipo producen en el ser humano. Es que, más allá de la cantidad que ingiera, el conductor verá afectado el funcionamiento del sistema nervioso central ya que el alcohol tiene un efecto psicodepresor, incluso en pequeñas dosis. Pruebas realizadas en laboratorio demostraron que una persona bajo los efectos del alcohol primero experimenta una estimulación por un cuadro de excitación, pero inmediatamente sobreviene un efecto de sedación que disminuye la agudeza mental y perturba la capacidad de juicio.
También está demostrado que para que el cuerpo elimine los efectos del consumo de alcohol se necesitan varias horas, por eso es importante que quienes acompañan a una persona que bebió varias copas le recuerden, e insistan, que no está en condiciones de manejar un vehículo en ese estado. Se estima que una persona de unos 70 kilogramos de peso que haya superado el límite de 0,5 gramos litro de alcohol en sangre necesitará cerca de cinco horas para eliminar el alcohol en su totalidad; mientras que para 1,2 gramos litro, demandaría unas ocho horas eliminarlo totalmente.
El alcohol es, como se dijo, una sustancia que afecta al sistema nervioso central y que impide al conductor moverse con su vehículo en forma segura; por lo tanto, si se va a conducir no se debe beber alcohol, porque es el factor de riesgo más importante para sufrir un accidente de tránsito.

El consumo de alcohol altera la capacidad del cuerpo humano para realizar algunos movimientos, y como conducir vehículos es una actividad que requiere de precisión, dependiendo, en gran medida, de las habilidades, los reflejos y la capacidad de tomar decisiones rápidas, es importante que se sepa que la capacidad de reacción de un conductor que ha consumido alcohol se puede reducir hasta un 30 por ciento en comparación con una persona sobria.

Pero eso no es todo. El conductor que está borracho sufrirá los efectos de una visión que se vuelve borrosa y verá alterada las nociones de distancia, velocidad y del peligro que representa en la vía pública.
Aunque suene repetitivo, hay que decirlo una vez más: conducir bajo el efecto del alcohol puede tener consecuencias negativas para todos los que intervienen en el tránsito, y no solo para el conductor. De hecho, un repaso por la larga lista de accidentes viales revela que las víctimas no siempre son los conductores que han consumido bebidas alcohólicas, sino también sus acompañantes o los pasajeros de otros vehículos, además de otras personas como peatones, ciclistas y motociclistas que, lamentablemente, sufren las consecuencias del riesgo asumido de manera irresponsable por el conductor que sale a la calle con un vehículo y maneja bajo los efectos del alcohol.
El respeto de las normas de tránsito es fundamental para reducir los siniestros viales que están directamente relacionados con el consumo de alcohol. Y para garantizar ese cumplimiento es necesario que exista un sistema de control eficaz en las calles. Según la Organización Panamericana de la Salud, las pruebas aleatorias de alcoholemia y los puestos de inspección instalados para controlar las tasas de consumo de alcohol en algunas ciudades de la región son mecanismos que demostraron servir para lograr reducciones significativas en los siniestros de tránsito relacionados con el alcohol.

En el Gran Resistencia y en distintas localidades de la provincia este tipo de controles no tiene la continuidad necesaria para luchar en forma efectiva contra este flagelo. Debe señalarse también que son muchos los conductores que no tienen conciencia del verdadero riesgo que representa para su propia vida y la de los otros manejar con un alto grado de alcohol en sangre.
La prevención es la clave. Es necesario que se realicen continuos controles de alcoholemia en forma regular, para que aquellos que no respeten la ley reciban una sanción que desaliente conductas que ponen en peligro muchas vidas.

22.01.2020
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