Una riada o avenida de agua, también conocida como crecida de un río o aguas altas es la elevación del nivel de un curso de agua significativamente mayor
CÓMO ACTUAR
ANTE LLUVIAS COMO LAS QUE EN OTOÑO ARRASTRARON VEHÍCULOS Y SE COBRARON VIDAS
(JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ -- INFOGRAFÍA: DLIRIOS)
¿Sabía que
sobre un vehículo detenido en medio de una riada, por cada 30 centímetros de
profundidad, la fuerza de la corriente sobre el mismo se incrementa 225 kilos?
Y lo que es peor, cada 30 cm de altura del agua a partir de los bajos, su peso
se reduce en casi 700 kilos por efecto del principio de Arquímedes.
Por ello,
una corriente de 10-20 km/h y 60 cm de profundidad, arrastraría a la mayoría de
los vehículos.
¿Sabía que
sobre un vehículo detenido en medio de una riada, por cada 30 centímetros de
profundidad, la fuerza de la corriente sobre el mismo se incrementa 225 kilos?
Y lo que es peor, cada 30 cm de altura del agua a partir de los bajos, su peso
se reduce en casi 700 kilos por efecto del principio de Arquímedes. Por ello,
una corriente de 10-20 km/h y 60 cm de profundidad, arrastraría a la mayoría de
los vehículos.
Si usted se
encuentra con una imprevista avenida de agua que ha invadido la carretera o la
calle, lo mejor es que evite cruzarla. De lo contrario, según Miguel Tomé,
experto en riesgos naturales de la Dirección General de Protección Civil, “el
riesgo de ser arrastrados y de morir es muy probable; es lo que ocurrió a
mediados de septiembre a tres conductores que vivían en la zona y conocían el
terreno; probablemente por esa confianza, intentaron cruzar el curso de agua
con su automóvil”.
No es raro
que al comienzo de otoño, en la vertiente mediterránea, incluso en el norte, se
produzcan tormentas intermitentes, de desarrollo muy rápido, que transforman
cauces secos y rieras en peligrosos torrentes. “Lo único que se puede hacer es
permanecer pendiente de las previsiones meteorológicas, evitar conducir y, de
hacerlo, utilizar carreteras principales y eludir las vías locales y caminos,
que muchas veces se cruzan con torrentes habitualmente secos”.
Uno puede
pensar que va muy seguro, que se puede aventurar a cruzar una zona por donde lo
hace habitualmente, pero no sabe que puede haber un riesgo escondido bajo las
aguas enturbiadas por el lodo. El nivel que vemos en la orilla puede falsear la
situación, ya que en el centro del cauce se ha podido producir el arrastre de
los materiales del lecho y ser mucho más profundo. Con una profundidad de 30-45
centímetros el coche puede empezar a descontrolarse, señala Tomé; “y si el
calado llega a 60 centímetros, el vehículo, sea grande o pequeño, comenzará a
ser arrastrado”
(ver
infografía).
Es verdad
que los vehículos todo terreno son más pesados, disponen de tracción a las cuatro
ruedas y, dada la mayor altura de los bajos, aguantan mayor profundidad. Sin
embargo, disponen de ruedas más voluminosas que desalojan más agua y, por
tanto, están sometidos a un mayor empuje hacia arriba.
¿Recuerdan
el principio de Arquímedes que memorizábamos en el colegio? “Todo cuerpo sumergido
en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba, equivalente al peso
del fluido desalojado”. Por eso flotan barcos, que pesan cientos de toneladas;
por eso, mientras una rueda de 20 cm de ancho recibe un empuje de flotación de
362 kg., éste pasará a ser de 551 kg si es 10 cm más ancha.
Lo mejor,
salir del coche Estudios realizados en EE. UU. Aseguran que más de la mitad de
las víctimas involucradas
en este tipo
de tragedias se ahogaron en el interior del vehículo porque decidieron permanecer
en el mismo, probablemente por esa falsa sensación de seguridad que se percibe
dentro del habitáculo. Sin embargo, cuando el coche se ha quedado detenido en medio
del cauce, sin poder avanzar, y comienza a deslizarse y a ser arrastrado,
“lo mejor es
salir como sea”, asegura el experto de Protección Civil; “y mejor por el lado
no expuesto de la corriente”, añade Rafael Castell, del Cuerpo de Bomberos de
Navarra.
Con 60
centímetros de calado, el agua sobrepasa la altura de la puerta de la mayor parte
de los vehículos, y puede ser que, si no se es muy fornido, no podamos abrirla.
Antes de esperar a que entre más agua al interior y se iguale la presión, de
manera que pueda abrirse la puerta, tenemos otras opciones, como salir por la
ventanilla. Pero, ¿podemos abrirla? Puede que se haya calado el motor y, tal
vez, nos quedemos sin fluido eléctrico, por lo que si los elevalunas no son
manuales, no podremos bajar el cristal.
La única
solución es buscar un objeto rígido para romperlo. En el mercado, a partir de 3
euros, existen martillos con punta de acero (similares a los que se utilizan en
los autobuses)
que resultan
muy eficaces para romper las ventanillas.
http://revista.dgt.es/es/multimedia/infografia/2014/1120-Infografia-Riadas.shtml#.VHIw49KUeE5