Nacionales | 29-06-2016 | LaVoz
Avalle y Magariños piden claridad en el intercambio. El temor es un mal uso del beneficio fiscal.
Aunque la nueva ley de autopartes recogió el apoyo casi unánime de los sectores parlamentarios, sindicales e industriales (y será sancionada hoy en el Senado), el control efectivo del sistema, tanto en lo atinente al origen real de las piezas como al cumplimiento del llamado “flex” con Brasil, motiva serias advertencias.
La iniciativa, impulsada por el bloque justicialista con el respaldo de los gremios mecánico y metalúrgico (Smata y UOM), conlleva el sano objetivo de premiar con un bono electrónico de crédito fiscal –transferible– para el pago de impuestos nacionales, a aquellas terminales que coloquen partes y piezas nacionales en los vehículos.
En la práctica, implica que una autoparte nacional pasará a ser más barata, proporcionalmente con la cantidad de piezas que se coloquen. El beneficio puede llegar hasta el 15 por ciento.
Pero quienes desde hace años trajinan el mundo de las terminales y las autopartistas cordobesas no descartan que el sistema termine convertido en un pasamanos que solo apunte a percibir el beneficio tributario.
Para ello existen varios motivos a considerar. Uno es que muchas autopartes (por ejemplo las eléctricas y electrónicas) llevan a la vez piezas importadas. O también podría suceder que las terminales declaren como nacionales piezas traídas desde el exterior, por ejemplo, Brasil.
En ese sentido, tanto el ministro de Industria y Comercio, Roberto Avalle, como el nuevo embajador argentino en Brasil, Carlos Magariños (un experto en temas industriales) coincidieron ante La Voz en la necesidad de pedir controles exhaustivos en las piezas que se coloquen y también en el funcionamiento del flex con Brasil. Como se sabe, el flex implica que por cada dólar que la Argentina exporte al vecino país, Brasil tiene derecho a traer 1,5 dólares en vehículos o repuestos. Y viceversa.
En la actualidad, está latente la percepción de que las terminales argentinas están muy por encima del porcentual de 1,5, en función de que las ventas en Brasil están caídas y en cambio existen en el país lanzamientos de productos fabricados en el principal socio del Mercosur.
Avalle fue contundente en estos dos puntos: “Sugerimos la contratación de una consultoría independiente para que haya independencia de criterio, tanto en el porcentaje de participación que establece la ley como en el flex , para que no se produzcan los desvíos que las terminales en varias ocasiones han tenido y que en muy poco fueron corregidos”.
“Permite trabajar en planes de desarrollo”
Carlos Magariños, embajador argentino en Brasil.
Tanto la nueva ley como el acuerdo automotor con Brasil hasta 2020 “posibilitan a las empresas trabajar en programas de desarrollos” de autopartes, con impacto en la generación de empleo, aseguró el embajador, exsecretario de Industria de la Nación.
No obstante, Magariños consideró que, puestos a andar el acuerdo y la ley, “deben existir contralores” que no sólo incluyan el origen de las autopartes, sino también el cumplimiento del flex de intercambio.
“Hay que establecer un régimen de sanciones”
Roberto Avalle, ministro de Industria y Comercio de Córdoba.
La ley de autopartes es “muy positiva” ya que contempla “algo que habíamos sugerido: una propuesta específica para el desarrollo de proveedores locales”, dijo Avalle.
Debería incorporar también a los bienes de capital, como las máquinas herramientas.
Sin embargo, con el antecedente de que en ocasiones las terminales automotrices no han cumplido con acuerdos de integración nacional, “hay que establecer también un régimen de sanciones”.
http://www.lavoz.com.ar/negocios/sale-la-ley-de-autopartes-pero-piden-que-haya-controles-muy-rigurosos?cx_level=flujo_1
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