DE ARGENTINA A ALASKA EN MOTO: UN SUEÑO CUMPLIDO
Marcelo Bollini es argentino y hace menos de un año inició un viaje que lo llevó a recorrer el continente americano de punta a punta. Viajó de Argentina a Alaska en una Ducati Multistrada 1200 S Touring. Hoy está de vuelta y nos cuenta todos los detalles de esta particular aventura.
AGRADECIDO. Marcelo Bollini besa su Ducati. No es para menos: con ella hizo 37 mil kilómetros. (Foto Mundo Maipú)
“El viajar te convierte en una persona muy diferente cada día”. Con esa frase, Marcelo Bollini resume una aventura que comenzó en abril de 2015 y que, si bien técnicamente finalizó en agosto del año pasado, jamás concluirá porque subsistirá por siempre en la memoria y en el recuerdo.
Marcelo Bollini es argentino y el 26 de abril pasado inició un viaje que lo llevó desde su ciudad natal (Salta) al lugar más lejano al que se puede llegar en una moto: Alaska. Viajó 37.000 kilómetros en una Ducati Multistrada 1200 S Touring y, tras cuatro meses de aventura, regresó el país con la mirada puesta en un nuevo destino: Nueva Zelanda.
Su fiel compañera de rutas es una Multistrada 1200S Touring año 2014 que, al momento de iniciar el viaje, contaba con 12.107 kilómetros.
Además, asegura que “la Multistrada se adapta a cualquier aventura. Podés rodar todo tipo de caminos con una sola moto, por eso la elegí” y confirma su buena elección diciendo: “Con la moto no tuve ni un solo problema en los 37 mil kilómetros recorridos”.
Su sueño era recorrer Argentina, pero su espíritu aventurero iba aún más lejos: la “inmensamente grande y linda Alaska” lo invitaba a visitarla recorriendo (literalmente) el continente americano de punta a punta.
Viaje por 14 países
Para llegar a destino, este ingeniero de 50 años pasó nada más y nada menos que por 14 países: empezando por Argentina y siguiendo por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá.
No duda al afirmar que lo que más le gustó del viaje fue el camino entre el Parque Nacional Jasper y el Parque Nacional Banff en la provincia de Alberta, Canadá.
Sin embargo, el cariño y la hospitalidad de la gente les ganan la pulseada a los increíbles y hermosos paisajes: “Gran parte del camino lo recorrí solo, durmiendo donde me invitaban”, cuenta Marcelo, y con melancolía recuerda al “Tío Galo”, un mecánico oriundo de Machala, Ecuador, que “en su humilde ‘guarida’ da a los viajeros una cama y un plato de comida”.
“El viajar te convierte en una persona muy diferente cada día”, vuelve a decir Marcelo. Y, al escucharlo, la afirmación se hace evidente: viajar te convierte en una persona reflexiva, profunda, feliz, agradecida con la vida, con los otros, con uno mismo. Al menos eso es lo que demuestra Marcelo.
“Yo cuando cargaba mi moto todos los días antes de salir a rodar la miraba, miraba las valijas y me decía: ‘Es increíble que todo lo que necesito para vivir este dentro de estas tres valijas’”, agrega.
Así, nadie puede dudar de que disfrutó del viaje en todo su esplendor: “Acampar a la orilla de un lago o en medio de un bosque, armar mi carpa, prender un fuego y tirarme a descansar en la hamaca paraguaya son cosas impagables”.
Para finalizar, se anima a dar un consejo de experto: “Todo el mundo, aunque sea una vez en la vida, debe embarcarse en una aventura de estas. El tiempo, el dinero, el trabajo son sólo excusas para no animarse a viajar”. Y remata: “Como decía Walt Disney: ‘Si puedes soñarlo, puedes hacerlo’; yo lo soñé durante mucho tiempo y lo hice, y si yo, que ya soy un cincuentón, lo logré, cualquiera puede hacerlo”.
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